lunes, 17 de octubre de 2011

XXVI CAYÚ. CHERA


He leído por ahí algo relacionado con nuestro destino de ayer: "El pueblo de Chera se encuentra ubicado en el interior de una enorme fosa tectónica formada hace sesenta y cinco millones de años...". Esta característica le da al término una muy particular orografía. Lástima que la sequía en la que vivimos no nos permitiera disfrutar de la gran cantidad de saltos de agua y fuentes por las que pasamos.
Desde la iglesia tomamos el sendero PR-CV 359 por el que saldremos de la población en dirección Sur. La pista forestal, denominada Camino de la Madroñosa, va perdiendo altitud hasta el puente del Regajo. A mitad camino, nos desviamos por un sendero señalizado a nuestra derecha que nos llevó a la fuente del Rodenillo. Parece ser que sus aguas estas indicadas contra los males del riñón y tienen propiedades antidiarreicas. En esta ocasión no era más que un hilillo de agua el que manaba desde su caño.
De vuelta al camino seguimos bajando hasta tomar dos desvíos. El primero, junto a la fuente del Río, parte a nuestra derecha hacia el Chorrero de la Castellana. Este es un rincón muy agradable con una cascada de 25 metros, la más alta del término. Lástima de sequía...
En el puente abandonamos el camino de la Madroñosa y tomamos, hacia la derecha, el sendero PR-CV 102. La subida es fuerte y en algunos puntos hay que tirar bien de riñones para salvar el desnivel. Tuvimos la mala suerte de que uno de nuestros valientes montañeros fue a dar con su pequeño cuerpo sobre un arbusto con pinchos. ¡El único que quedaba en el camino! Menos mal que unos cuantos mimos y algún líquido mágico recompuso el daño.
El destino final fue el paraje más popular de la localidad el chorrero y cuevas de la Garita. Allí comimos en unas mesas y pudimos gozar de una agradable tertulia. Después nos dedicamos a inspeccionar la zona. Entrar en las cuevas, subir al castillo, recorrer las numerosas sendas, etc. 
Y casi sin darnos cuenta pasamos una agradable jornada montañera que empezó con algunos mareos en los coches y algún niño indispuesto por algún virus. Esperamos que se repongan rápido de sus males. De lo que estoy casi convencido es de que ayer dieron poca guerra al llegar a casa. Yo, por lo menos, estaba molido. Fotos AQUÍ.